El FC Barcelona llega seis puntos por detrás en la clasificación y con un ligero bajón fuera de casa esta temporada. Pero a veces escuchando a ciertas personas uno puede caer en la tentación de pensar que este equipo ya no es el que era, que su entrenador ha querido dar una vuelta de tuerca más y ha roto la bisagra, etc. Para el que les escribe, nada más lejos de la realidad. Este es, probablemente, el FC Barcelona más rico de la historia. Por jugadores, por variantes tácticas dominadas, por forma de poder variar en un mismo partido de idea futbolística y por dominio de todos los registros menos uno –el contraataque-.
Sin embargo, el mayor reto que tienen los de Pep este año es encontrar esa ferocidad, ese hambre que los ha hecho inmortales y que este año en muchas figuras claves no hemos visto.
Viendo ciertos partidos esta temporada hemos podido observar a un Leo Messi mucho menos implicado con el equipo que otras temporadas. Su agotamiento mental es mucho más evidente que el físico. En otros partidos vemos a un Andrés Iniesta que también podemos observar caminando en muchas fases de varios partidos –sin ir más lejos el último ante el Levante-. O a un Piqué al que parece (repito, parece) que su status de estrella del corazón ha comenzado a influir en su rendimiento dentro del campo.
Si bien es cierto que en el otro lado encontramos a unos jugadores como Alexis Sánchez, Isaac Cuenca o Césc Fàbregas que parece que hayan llegado a comerse el mundo. Entre medias, la tarea de Guardiola es contagiar el entusiasmo de éstos en los jugadores que se encuentran en una (lógica) situación de complacencia.
Ante el Real Madrid se entiende que no hace falta motivar a nadie, ya que es el partido con mayúsculas. Si aún encima cuentas con el aliciente no sólo de estar a seis puntos (virtuales) de los blancos, sino además, que prácticamente la inmensa mayoría de los medios dan como favoritos al conjunto de la Castellana , la motivación debe ser extrema.
En el Madrid encontramos una moral y una autoconfianza tremenda. Lo problemas que se vislumbraban hace unos meses cuando en la misma semana se dejaba cinco puntos en el Ciutat de Valencia y el Sardinero, dejaron paso a una conjura, a un cambio de actitud de Mourinho con sus jugadores nacionales, principal foco de disputas y problemas en el vestuario madridista desde la llegada del portugués.
Vemos un Madrid unido y cohesionado que a diferencia del partido que acabó en 5-0 el año pasado no viene con aires de superioridad, aunque este año la situación sea mucho más favorable. No existen problemas a la vista. Han olvidado los temas arbitrales, las disputas con la prensa, los villaratos, los complots y toda la parafernalia que tanto daño estaba haciendo tanto al conjunto madridista como al fútbol español. Aún así, José Mourinho en la previa del clásico, manda a Karanka a dar la rueda de prensa…
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